jueves, 6 de febrero de 2014

Corrección

Esta es la parte más importante de la escritura, porque es en la que nos aseguramos de que todo concuerde, de que la narrativa sea la correcta, y de que no haya errores gramaticales, ortográficos y/o sintácticos. Pero también es, probablemente, la más difícil y tediosa del proceso de escritura.
El problema es que es fundamental, y no podemos saltarnos esta parte si queremos llegar a publicar. El 90% del éxito depende de esta etapa, porque ningún editor aceptaría publicar una historia incoherente y con errores garrafales. Es un trabajo largo y difícil, pero sin duda vale la pena.
Por más que esto suene tonto de mencionar, para empezar a corregir lo mejor es haber terminado de escribir el libro por completo. Antes, cuando escribí mi primer y mi segundo libro, solía corregir cada capítulo a medida que los iba terminando. La desventaja de hacer esto es que podemos perder el hilo, o peor aún: dilatar demasiado la escritura, arriesgándonos a "aburrirnos" de la historia, sobre todo si es un libro muy largo. Es algo que hay que tener en cuenta.
Pero como siempre digo: esto es a elección del escritor. Sólo uno sabe qué nos funciona y qué no.

Mientras escribimos el libro:

Cuando escribimos el libro, lo mejor es centrarnos en escribir y no prestarle atención a cómo lo escribimos. No tiene que importarnos cuántas palabras repitamos, cuántas descripciones o no hagamos, cuánto diálogo usemos ni cuán extenso es un capítulo. Sólo debemos concentrarnos en escribir lo que será el primer borrador del libro. En este punto, sólo nos importa eso: el primer borrador. No podemos corregir si antes no tenemos algo sobre lo que trabajar.
Hay quienes piensan que un buen libro se escribe de una sola vez, pero la realidad es que difícilmente alguien pueda escribir algo perfecto en esta etapa. No tenemos que agobiarnos con esto. No va a quedarnos perfecto ahora, prestemos la atención que prestemos. Esta etapa es para equivocarnos y aprender.

Reposo:

Una vez que hemos terminado de escribir el primer borrador, debemos dejarlo reposar un tiempo antes de ponernos a corregirlo. Lo mejor es distanciarnos de la historia para que cuando la empecemos a corregir lo hagamos desde otro ángulo, con la mente en frío. Si empezamos en cuanto terminamos, probablemente pasemos muchas cosas por alto como producto de la emoción y el entusiasmo.
Por su parte, el tiempo de reposo varía. Hay quienes sugieren un mes y medio como mínimo, otros tres meses, y otros van a decirnos que con una semana basta. Esto es decisión de cada uno. Cuando sintamos que ya tenemos la mente fría, cuando empecemos a pensar en la historia desde otro ángulo, ahí es cuando debemos comenzar con la corrección. Depende de cada uno. Puede tardar una semana, como puede tardar un año en suceder. Tampoco hay que angustiarnos con esto.
Y si mientras esperamos para corregir se nos ocurren cambios para hacer, nos convendrá ir anotándolos en algún lado para tenerlo en cuenta en cuanto nos pongamos manos a la obra con la corrección. Es probable que esto nos suceda, así que siempre hay que tener un anotador a mano.
A las historias hay que dejarlas madurar antes de empezar a corregirlas, son como los quesos (sí, suena bobo, pero es así).

Formato:

Una vez que pasa el tiempo de reposo, lo que yo hago es abrir el archivo (si lo escribí en la computadora; sino conviene transcribirlo para corregirlo) y fijarme en los datos de la barra de estado (la de abajo en Word, donde sale el número de páginas, de palabras, etc.). Anoto en una hoja la cantidad de palabras para tenerlo en cuenta, igual que el de líneas y párrafos, y maqueto el libro de modo que me quede cómodo para corregir.
Este es el formato que suelo darle, pero depende de cada uno:

  • Hoja A4.
  • Márgenes superior e izquierdo de 2,5 cm, derecho e inferior 1,5.
  • Interlineado mútiple de 1,5 puntos como mínimo, sin espacio agregado entre párrafo y párrafo (el mismo que se emplea para enviar manuscritos; de este modo es más fácil no pasar errores por alto). Quitar ese espacio nos sirve para no confundirnos con cambios de escena inexistentes.
  • Tipografía Garamond tamaño 12 (pueden usar la que quieran siempre que sea bien legible).

Aparte de esto, suelo cambiarle el color a la letra por uno de los tres grises más oscuros que ofrece Word, así el contraste entre el fondo y la letra no es tan grande y la vista se cansa menos. Esto también es útil si queremos imprimir el manuscrito para corregirlo, ya que gastamos menos tinta y la vista tampoco se cansará tanto. Sin embargo, mi consejo es que no usen los grises más claros en la letra, porque entonces conseguimos el efecto contrario. Si lo desean, en lugar de cambiar al color de la tipografía pueden cambiar el de la hoja por un gris clarito, para que no tengan el contraste que ofrece el blanco.
El tema del formato puede parecer una tontería, pero nos ahorra bastante tiempo porque la corrección que hagamos será más prolija. No por nada los editores piden un formato similar para los manuscritos.

Corrección:

Antes que nada, hay que tener en cuenta que para corregir debemos ser constantes. No podemos pasar mucho tiempo inactivos entre la corrección de un capítulo y el otro, porque sino perdemos el hilo. Cuando decidamos corregir, tenemos que hacernos un lugar en el horario, todos los días, para corregir al menos un capítulo. Si no hacemos esto, corremos el riesgo de perdernos en la corrección y que el resultado sea pobre.
Si bien no le daremos una sola corrección al libro, lo mejor es no perder el tiempo (y esto se los digo por experiencia propia: hay que corregir todos los días, al igual que escribir, porque sino perdemos el ritmo).

La corrección la vamos a dividir en dos correcciones.

Primera:

Esta la vamos a dedicar a encontrar contradicciones, repeticiones y errores de lógica (por ejemplo, cosas que dudemos que puedan suceder en la vida real, incluso en un libro de fantasía. Nunca podemos decir que un lápiz "se cayó para arriba", a menos que aclaremos que algún mago lo hizo levitar o algo parecido. Hay que tener en cuenta estos errores, que aunque pequeños, pueden hacer que no nos tomen en serio al leerlos). Además, vamos a recortar todo aquello que consideremos excedente: algunos diálogos, pasajes, descripciones, etc. Tengamos en cuenta que, si bien la idea es pulir el libro, esto no quiere decir que debamos sacarle la pintura que lo recubre. La idea es brillarlo, no mutilarlo.
Si consideran que tiene demasiadas palabras, saquen sólo las que resulten excedentes. Nunca aquellas que expliquen cosas necesarias. Esto sólo lo puede decidir el autor, que es el que sabe qué es importante y qué no.
Por más que alguien les sugiera quitar algo, no decidan hacerlo hasta haber analizado si es prudente o no.
No se olviden de fijarse en los detalles pequeños, como las fechas que hay dentro de la historia. Asegúrense de que los tiempos estén correctos. Esto es algo que los escritores suelen saltarse.

Segunda:

Esta la realizaremos después de dejar reposar el libro de nuevo; esta vez pueden esperar menos que la anterior.
La idea de esta corrección es pulir la sintaxis, la ortografía y la gramática, pero no debemos restarle intensidad por ello, ni confiarnos del corrector que viene incorporado al procesador de textos. Debemos hacerlo nosotros mismos.
Hay que prestar especial atención a los errores de tipeo. ¿Nunca les pasó que quisieron escribir una palabra pero en su lugar tipearon una muy parecida y no se dieron cuenta?
A mí me pasó algo bastante incómodo con esto. Le había dado el libro a mi mamá para que lo leyera y me marcara los errores que encontrara, y se topó con uno que, de haberlo leído un editor, podría haberme hecho quedar bastante mal, teniendo en cuenta que era un libro juvenil. Decía más o menos así:

"El hombre fue hasta su escritorio y contempló los papeles mojados, frustrado por todo el esfuerzo que había puesto en ese trabajo. Verlo allí, destrozado por el agua, hizo que se le formara un nudo en la garganta. La tinta se había expandido por la humedad, y la letra era totalmente ilegible. Sólo se había salvado un pequeño montón, pero no era más que el final de lo que había escrito durante tanto tiempo. Suspiró con resignación mientras miraba ambos montones; tras unos segundos, tomó el seXo y se alejó de allí con paso cansado".

Sí, un error como ese puede suceder, sobre todo estando la X muy cerca de la C en el teclado. La cara de mi mamá fue épica cuando leyó eso, y yo no sabía dónde esconderme. No es puritana, pero es claro que la interpretación que se le puede dar cuando uno se topa con un error así es muy diferente a la que se le debe dar en realidad. Y estas cosas pueden jugarnos en contra cuando enviamos un manuscrito, porque le cambian por completo el sentido a un párrafo. Así que atentos a este tipo de errores de tipeo. Este quizás no sea el peor de todos, pero demuestra cómo un error tan mínimo puede cambiar tan dráscticamente un párrafo.

Por otra parte, vamos a asegurarnos también de que las palabras que hayamos usado sean las adecuadas. Si dudamos del significado de una, debemos consultar un diccionario (el de la web de la RAE me parece el mejor porque es el más completo, pero hay quienes no pueden corregir con internet encendida, así que si es su caso, les convendría hacerse con uno bueno, igual que con uno de sinónimos).

Tendremos que tener en cuenta una vez más el tema de las repeticiones. Si usamos mucho una palabra, busquemos la forma de modificar la oración para que podamos decir lo mismo sin repetir. Y si no podemos hacer esto, consultemos qué sinónimos disponibles tiene esa palabra. Esto también es muy importante, porque las repeticiones resultan cansinas a la hora de leer un manuscrito.

Si tienen dudas con respecto a la ortografía y la gramática, dos libros que deben tener a mano son "Nueva Gramática de la Lengua Española" y "Ortografía Básica de la Lengua Española", ambos de Editorial Espasa, y editados por la RAE. Busquen las ediciones más actualizadas, y guíense por lo que dice ahí. Algo que es muy común es que la gente diga que una cosa es de un modo u otro y nos hagan entrar en dudas. Bueno, si les pasa esto, consulten estos libros. Puede que la persona tenga razón o no, pero es mejor despejar la duda antes que cometer el error de confiar a ciegas. Los editores tienen en cuenta estas cosas y, de nuevo, según qué sea puede jugarnos en contra.
Si bien hay otros libros,  yo me guiaría por la RAE y por las ediciones más actualizadas, por más que muchas veces no esté de acuerdo con los cambios que hacen. Después de todo, es la palabra oficial del idioma.

Opiniones:

El siguiente paso dentro de la corrección es buscar opiniones de lectores en quienes confiemos.
Muchos escritores sugieren que esas personas no sean parientes cercanos, especialmente nuestros padres, porque para no herirnos van a evitar decirnos un montón de cosas importantes. Bueno, esto es cierto. Pero fíjense ustedes si les conviene o no. En mi caso, mi mamá es quien lee primero todo lo que escribo y quien lo suele corregir. Y la verdad es que hasta el momento no tuvo piedad. Cuando algo no funciona, o cuando algo está mal, me lo hace saber hasta con sirenas a todo volumen.
Está bien, no tanto. Pero ya me entienden. Si consiguen gente así, bárbaro.


Acá lo más probable es que tengamos que imprimir. Para esto recomiendo una impresora láser, ya que si bien los cartuchos de tonner son mucho más caros que los cartuchos de tinta para impresoras de punto, duran muchísimo más y encima la tinta no se distorsiona si la página se humedece. Pero esto no es indispensable. Una impresora común y corriente sirve perfectamente.

También recomiendo usar acá también el gris oscuro para las letras. Si bien va a tardar un poquito más en imprimir las hojas, vamos a ahorrar bastante tinta.

Otra recomendación es no reducir demasiado el interlineado y el tamaño de las letras, porque sino volveríamos locos a los lectores. Y siempre imprimir en una sola cara de la hoja, para que cualquier sugerencia que quieran hacerla, puedan escribirla atrás.

Asegúrense de pedirles a estos lectores que les anoten lo que creen que está mal y lo que no funciona, y cualquier error que puedan encontrar en las oraciones.

Nueva corrección:

Sí, corregir un libro lleva tiempo, como verán.
Una vez que nuestros lectores nos devolvieron el manuscrito, vamos a fijarnos qué criticas hicieron, y qué errores encontraron. Y acá, de nuevo, es cuando hay que prestar más atención y sobre todo tener la mente fría.

Lo primero: no nos desesperemos si las criticas son duras o no son lo que esperábamos. Pensemos en frío y desde la lógica en lugar de hacerlo desde el enojo.

Es muy probable que las críticas duelan, pero tengan presente SIEMPRE que este es un primer borrador, y para que se convierta en un manuscrito digno de enviar a una editorial, primero debe pasar por el proceso de corrección entero. Como dije más arriba: NADIE escribe un primer borrador digno de publicarse. Lo normal es que sea inmundo (no tanto, pero me entienden). Tampoco un segundo, ni un tercero. El libro va a pasar por varios borradores y correcciones antes de estar listo.

Las críticas debemos tomarlas con pinzas, con sumo cuidado. Todo aquello que sea una crítica constructiva, debemos recibirla con los brazos abiertos. Errores de ortografía, gramática o sintaxis, nunca deben pasarse por alto (a menos, claro, que los hayamos hecho a propósito, pero de ser así no van a marcárnoslos). Tampoco los de tipeo.

Pero aquellas críticas que no sean constructivas... Ignorarlas no es lo conveniente, porque también significan que algo no funciona. No obstante, no hay que tomárselas a pecho.
Las críticas no constructivas son aquellas que son agresivas y no tienen argumentos de los cuales sostenerse. Cuidado con estas. Mucho cuidado. Ninguna historia es "una porquería" porque sí. Si alguien nos dice esto, debemos pasarlo por alto, porque sólo buscan lastimarnos. Para que una crítica nos sirva debe tener un argumento del cual sostenerse.
Hay que tomar sólo aquello que nos sirva.

Otra cosa a tener en cuenta es que, aún dentro de las críticas constructivas, nadie puede decirnos cómo hay que cambiar lo que no funciona.
Por ejemplo, si nuestra historia es romántica y tiene un triángulo amoroso entre A, B y C, y A es más atractivo para el público que B, pero nosotros los autores queremos que C se quede con B al final, el crítico no puede decirnos que lo cambiemos para que se quede con A. Nunca hagan lo que el crítico/lector les dice que hagan en esta cuestión. Sólo el autor debe decidir qué sucede en su historia. En todo caso, lo que haremos si nos pasa esto es analizar por qué al público no le gusta B. No debemos hacerlo queriendo que necesariamente lo amen, pero sí tenemos que hacer que caiga un poco mejor, sin alterar la esencia de A. ¿Entienden?
No hay que forzar a la historia para que tome un rumbo que no sea el que debe tomar. Los lectores siempre tienen opiniones y preferencias, pero el autor tiene la última palabra en esto. Lo que mejor podemos hacer es trabajar en aquellas partes que no funcionan, ya sea reescribiéndolas por completo o cambiándoles sólo lo que no cuadra. Nunca, jamás, escribir lo que otro sugiere que pase, a menos que la idea nos convenza a nosotros mismos.
Esto va a ser algo muy común en esta etapa de la corrección, y por eso me detengo tanto en este punto. Muchas historias pierden su esencia por seguir las sugerencias y pedidos de otros. Siempre digo lo mismo: cada autor debe tomar los consejos que realmente le sirvan, y descartar los que considera que no le sirven. Puede sonar un poco soberbio, pero es mejor que desvirtuar nuestra historia.
Las críticas no son nuestras enemigas, aún siendo negativas, sino nuestras aliadas. Nos van a ayudar mucho a que los editores nos tomen en serio, pero debemos ser muy selectivos con ellas.

Lo segundo: una vez que tomamos las críticas que nos sirven, debemos trabajar en ellas. Una parte fundamental de la escritura es la reescritura. Todo aquello que no funcione, todo aquello que aburra, o que puede estar mejor escrito, debemos reescribirlo tantas veces como sea necesario, hasta que nos convenza a nosotros mismos. En este punto no nos detendremos a corregir, pero sí a releer lo que reescribamos para ver si funciona. No se fijen en errores ortográficos, gramaticales y sintácticos aún. Haremos otra corrección, y en este momento eso es lo de menos. Fijémonos bien en lo que reescribimos. Tiene que ser coherente, y coincidir con todo lo que hayamos escrito en los capítulos anteriores y con lo que sucederá al final.

"Segunda nueva corrección":

Acá vamos a corregir de nuevo el libro, siguiendo los mismos pasos que seguimos en la primera corrección. Revisaremos una vez más que todo esté coherente, que la historia transcurra como queremos y que no haya errores de tipeo, de sintaxis, de ortografía y de gramática. Esto es muy repetitivo, pero es fundamental. Nunca lo pasen por alto en una corrección. Presten especial atención a todo el tema de las puntuaciones, que si bien entra en la gramática, muchos lo pasan por alto. Es muy importante que no subestimen esta cuestión.

Nuevas opiniones:

Ahora imprimiremos de nuevo el libro y se lo daremos de nuevo a los lectores para que nos den una nueva crítica. Una vez que las tengamos, repetiremos los dos pasos anteriores y este mismo tantas veces como sea necesario. Cuanto más pulido esté, mejor será.
Podremos pasar al siguiente punto cuando nuestros lectores estén en su mayoría conformes con lo que leyeron, y sobre todo, cuando nosotros lo estemos y sintamos que el manuscrito está listo para dar por cerrada la corrección.

Corrector ortográfico:

Ahora sí vamos a usar el corrector ortográfico, aunque ya tengamos corregida la historia. Únicamente le prestaremos atención a los errores que impliquen errores en la persona, en el plural o el singular, y a los errores de tipeo y/u ortografía. ¡Pero ojo! Vamos a tener que prestar mucha atención porque este corrector es traicionero. A veces marca determinadas cosas como un error cuando realmente no lo son. De todos modos, lo vamos a usar para asegurarnos de que no quede nada.

Comparación:

El último paso, que es el más sencillo de todos.
Ahora vamos a agarrar el papel en el que al principio anotamos el número de palabras, y vamos a mirar de nuevo la barra de estado del procesador. ¿El número de palabras disminuyó? ¿La cantidad de líneas también? ¿La de párrafos?
Si es así, entonces la corrección valió la pena.
La idea de una corrección es que el libro quede con la cantidad justa de palabras. Ni más ni menos. Pero siempre teniendo en cuenta qué es importante y qué no. Como dije antes, nunca borren por el simple hecho de disminuir palabras. Si una historia tiene 150.000, no la fuercen a que quede en 80.000. Si bien es cierto que las editoriales suelen fijarse en este número, también es cierto que se publican muchos libros que tienen el doble o el triple de palabras. Es importante tener en cuenta este número, pero también que la historia esté narrada como debe ser. Ningún estilo y voz son iguales a los de otro escritor. Esto es algo muy personal, y deben tenerlo en cuenta a la hora de corregir. Si queda en 120.000, y de ahí no pueden bajar porque sino se desvirtúa la esencia de la historia, entonces déjenlo ahí y no le presten más atención.
El objetivo ya está cumplido.

Mis consejos para que corrijan son estos:

  • Borren únicamente lo que sea necesario borrar, y eso es algo que sólo sabe uno. No dejen que otro decida por ustedes, ni que los influencie cada persona que les dé su opinión. Aceptar consejos es importante, pero también lo es no desvirtuar la historia.
  • Sean lo más críticos posibles con el libro, pero no sean pesimistas. Toda corrección es difícil, pero vale la pena.
  • Escriban desde el corazón, no desde lo que creen que va a vender.
  • Trabajen en la corrección el tiempo que sea necesario, no importa si es un mes o un año o dos. Sin importar cuánto tiempo les lleve, corrijan hasta hartarse, hasta que el libro sea tan perfecto como pueda serlo. Pero recuerden que SIEMPRE que corrijamos vamos a encontrar errores; siempre vamos a pensar que puede estar mejor. Por eso, llegados a un punto determinado, debemos aprender a decir basta y ponernos manos a la obra para dar el siguiente paso: el de enviar el manuscrito a las editoriales.

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