lunes, 3 de febrero de 2014

Estilo

Ah, el estilo. ¿Qué puedo decir sobre esto? Hay tantos estilos como escritores y opiniones al respecto
Para empezar, creo que no hay una sola forma correcta de escribir siempre que se respete la ortografía, la gramática y la sintaxis. El estilo del autor no es lo que convierte un libro en basura (aunque siempre digo que ningún libro es basura) o en un futuro clásico, sino la historia que contiene. Pero sigue siendo un punto importante a tener en cuenta si lo que pretendemos es publicar en algún momento de nuestra vida. En cambio, si no es esa nuestra intención, entonces no deberíamos preocuparnos por esto, porque sólo lo leeremos nosotros.
Como dije antes, estilos hay muchísimos, y cada uno es propio de cada autor. No hay uno que sea "correcto". No hay ninguno en el mundo que vaya a convencer a todas las personas que lo lean. Este es un punto importante a tener en cuenta a la hora de escribir: no vamos a gustar a todos los lectores. Y eso está bien. Si a todos nos gustara lo mismo, el mundo sería muy aburrido, ¿no lo creen?
Pero hay aspectos que hay que tener en cuenta a la hora de pulir nuestro estilo.

Puntuaciones:

Especialmente las comas.
Hay escritores que apelan a excesos de comas en sus escritos. Hay otros que, en cambio, optan por no usarlas. Ambos casos son erróneos.
Cuando leemos para nosotros mismos en silencio, puede que la falta de comas o el exceso nos pasen desapercibidos, o que nos molesten muy poco, sobre todo si leemos muy rápido. Pero cuando hay que leer en voz alta y más pausadamente, es otro tema. Intenten leer estas dos oraciones en voz alta y van a ver lo que les digo:

La casa, que estaba en la colina, tenía, encima del techo, ocho pajaritos que, con el sol de la mañana, trinaban, como pequeños violines que anunciaban el comienzo, del día.

Terrible, ¿no?
El exceso de comas nos hace tomar aire cada dos segundos de forma innecesaria. Miren cómo queda con menos comas:

La casa que estaba en la colina tenía, encima del techo, ocho pajaritos que con el sol de la mañana, trinaban como pequeños violines que anunciaban el comienzo del día.

Sí, 3 comas quizás sigan siendo mucho, pero es mejor que 8 en una sola oración.
Y la falta de ellas es aún peor (voy a extenderla para que lo vean mejor):

 La casa que estaba en la colina tenía encima del techo ocho pajaritos que con el sol de la mañana trinaban como pequeños violines que anunciaban el comienzo del día tal y como todas las mañanas en el valle, inundado por centenares de flores rosadas y rojas que aromatizaban el aire con su embriagador y dulce perfume similar al de las fresias, y sus hojas de un verde brillante que contrastaba con el cielo azul que en ese momento no tenía un sólo rastro de níveas nubes a la vista el artista de la vida pintaba el paisaje con los colores de la perfección más absoluta del universo entero.

(No pregunten de cuál fumé...).
Ah, no sé cómo alguien puede escribir así. Revisé 10 veces la oración para asegurarme de que tuviese un mínimo de coherencia, y todavía tengo mis dudas.
¿Lo ven? La falta de comas es tan terrible como el exceso. Lo mismo pasa con los puntos seguidos y los puntos aparte. El punto seguido nos permite continuar con el tema en el mismo párrafo, mientras que el punto aparte se supone que lo finiquita, o al menos lo "ata" a otro asunto.

No es lo mismo esto:

La casa de la montaña tenía el techo pintado de rojo, y las ventanas estaban rodeadas por un marco de esmeraldas que brillaban con la luz del sol.
La puerta estaba pintada de color dorado.
Y el marco de la misma de plateado, con los colores del edén refulgiendo e invitando a entrar.
Pero allí no había nadie.

(Insisto: no pregunten de cuál fumé...).

Que esto:

La casa de la montaña tenía el techo pintado de rojo, y las ventanas estaban rodeadas por un marco de esmeraldas que brillaban con la luz del sol. La puerta estaba pintada de color dorado, y el marco de la misma de plateado; los colores del edén refulgiendo e invitando a entrar.
pero allí no había nadie.

En fin, entienden lo que quiero decir, ¿no?

Repeticiones:

Siempre vamos a tener repeticiones cuando escribamos. Siempre. No importa cuánta atención prestemos. En algún punto, la escritura va a fluir tan rápido que vamos a dejar de fijarnos en qué palabras usamos y nos vamos a concentrar en los hechos y los personajes. Pero para eso existe la corrección.
Y la corrección es crucial si queremos publicar. Es más: "crucial" es una palabra que le queda corta. Es tan importante como respirar para no morirse. NADIE escribe una obra maestra en el primer borrador. NADIE escribe un perfecto primer borrador. Lo que hace que una obra maestra sea digna de leer es la corrección.
Y es ahí donde no sólo tenemos que fijarnos en la ortografía, la gramática y la sintaxis, sino en las repeticiones. Eliminarlas por completo es fundamental.
Todos tendemos a repetir palabras, frases y expresiones (las mías la mayor parte del tiempo son "en fin", "aunque", "incluso", "pero" y "demonios" (¡amo esta última!)). No se preocupen por eso mientras escriben, sino mientras corrigen. Presten mucha atención a eso.
Les recomiendo tener a mano un diccionario de sinónimos, y ante cualquier duda, siempre consultar el diccionario de la RAE. Si bien hay más y muy buenos, el idioma se rige por esta Academia, y lo mejor es guiarse por ella a pesar de que a veces no estemos de acuerdo con los cambios que hacen (me lo dirán a mí... Todavía no supero la quita del acento en "guión"...). Reemplacen palabras repetidas por otras con un significado similar, o más acertado aún: cambien la oración por una que encaje mejor sin repetir. Eso van a decidirlo según el caso. No siempre se puede optar por esta última opción.

Descripciones:

Todo un tema.
Este es uno de los puntos en los que tenemos que detenernos y pensar fríamente. Por un lado, hay lectores que detestan las descripciones. Y hay otros que las aman a más no poder. Y hay también escritores que las odian, y otros que las amamos. En su justa medida, claro.
¿Nunca les pasó que un libro tiene tanta descripción que optan por saltarse esas partes tediosas, pero después descubren que se saltaron algo importante? ¿Y nunca les pasó que un autor no describe casi nada y uno se pierde o piensa que un personaje tiene pelo negro (por ejemplo) y resulta que es rubio y ese aspecto juega un papel importante en la historia? ¿Nunca les pasó que el escritor no describe y visualizan una escena en una habitación y termina siendo un jardín?
Bueno, en cualquiera de esos casos, el problema son las descripciones. El exceso y la falta de ellas. Al primero le llamo "estilo exagerado", y al segundo "estilo resumido". Ninguno de los dos es el ideal, a mi modo de ver. Mientras que con el primero los lectores se van a aburrir, con el segundo siempre vamos a dejarlos en el aire.
Soy partidaria de que los detalles pueden ser cruciales para la trama, aunque a simple vista parezcan nimios. Pero también soy partidaria de que las descripciones excedentes nos juegan en contra.
Lo mejor, considero, es describir sólo aquello que sea necesario. Siempre. Ni muy poco ni demasiado. Un punto medio, que le sirva al lector para ubicarse en la escena, o darle detalles sobre la personalidad de uno o más personajes. Por ejemplo, aunque parezca incoherente, las descripciones de las casas que tienen o la vestimenta que llevan. Sí, se preguntarán qué tiene que ver, pero son aspectos que pueden terminar siendo importantes. Pero si vamos a describir algo así, tenemos que hacerlo en la justa medida. Aunque sean detalles importantes. Un color puede decir mucho de alguien, incluso la decoración de su casa. Sin embargo, no hay que entrar en detalles exagerados. Lo justo y lo necesario.
Recuerden que el lector siempre quiere saber más, pero debemos darle sólo lo que no lo vaya a aburrir y sea importante. Nuestro objetivo es que si un editor va a evaluar nuestro escrito, no se aburra. Y créanme: los editores son un millón de veces más exigentes que los lectores. Hay que tenerlo siempre presente. Un estilo resumido puede ser rápido de leer y estimular la imaginación del lector, pero puede jugarnos en contra y ser muy pobre. Un estilo exagerado, por su parte, va a ser tedioso y aburrido.

Descansos:

Este también es muy importante.
Hay quienes escriben de corrido, sin más que una escena larguísima, y sin capítulos y/o partes. Hay que tener en cuenta que el lector tiene que vivir su vida en algún momento, y cuando no hay un "descanso" cada cierta cantidad de páginas, se vuelve difícil de cortar la lectura y retomarla.
Lo mejor es, si no queremos dividir por capítulos, es poner "enter" un par de veces para separar en escenas. Esto es importante.
Hace poco estaba leyendo un título que se divide en tres libros ("El Círculo del Lobo" de Antonio Calzado), y en ninguno de ellos hay división de escenas. Son tres escenas muy, muy largas, que son divididas únicamente por la separación de los libros. Era muy difícil cortar la lectura para descansar un rato, y no sólo porque la historia estuviera buenísima.
Hay quienes no son partidarios de dividir en escenas, pero creo que juega un punto a favor optar por ellas. De todos modos, es decisión de cada uno hacerlo o no. Ambas formas son válidas, pero una tiene más ventajas que la otra. Incluso para escribir el libro.

Voz interna:

La voz interna es un elemento muy importante en la escritura: es nuestra escritura en sí. Es esa vocecita que suena en nuestra mente mientras escribimos, la que nos dicta las oraciones (¿ya mencioné que estoy chiflada?). No, no estoy hablando de las voces que escuchan los psicóticos.
Puede ser una voz juvenil que hable en la jerga que utilizamos todos los días, puede ser una voz que suene ancestral con expresiones anticuadas, puede ser una voz poética que nos haga escribir como Shakespeare (no dudo que haya gente que pueda escribir como él, pero en mi caso, digo: sí, claro), o una voz neutra que se adapte a cualquier situación.
Con la voz interna tenemos que tener en cuenta una cosa: tenemos que tener presente qué historia estamos escribiendo antes de hacerla "hablar".
No, por la "voz interna" no me estoy refiriendo a la persona utilicemos para escribir (primera o tercera). Me estoy refiriendo a la forma en que narraremos la historia.
Si estamos escribiendo algo épico y antiguo, no podemos hablar como adolescentes actuales. Y si estamos escribiendo algo moderno de adolescentes, no podemos escribir "os suplicaría, mi Señor, que en vuestra morada me acogierais y mis miedos acallarais, pues allí fuera de vuestro digno castillo de los dioses celestiales, en la oscuridad un demonio espera mi partida para a mi vida poner fin en esta oscura noche de los días de antaño" (?)
De nuevo: no pregunten de cuál fumé...

Si bien hay más aspectos dentro del estilo, considero que estos son los más importantes.
Hay que tener en cuenta que dentro del estilo la corrección juega un papel muy importante. Es, probablemente, el punto más importante . Mientras escribimos lo único relevante es escribir, pues pocos aspectos del estilo hay que tener en cuenta en ese momento. Para todo lo demás, existe la revisión (y Master Card también, supongo).

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